Siglos XX y XXI

EducaciÓn

1903, Primera Escuela. Primera "Preceptora". El 26 de marzo de 1903, se abrieron las matrículas en la primera escuela que tuvo Copequén, siendo los hermanos Carmen Rita, Elena y Clodomiro Miranda los primeros alumnos inscritos ese mismo día. Se le asignó el N° 36 y su primera "preceptora" (profesora) fue la señorita Hortencia Muñoz Soto.

   Su matrícula al 19 de mayo de ese año ascendía a 121 alumnos, 56 niños y 65 niñas y las asignaturas eran Historia Sagrada, Catecismo, Lectura, Gramática, Aritmética i Sistema Métrico, Jeografía y Caligrafía.

1906 – 1946. Cuarenta años de estrecheces. Los siguientes 40 años no cambiaron mayormente ni la enseñanza ni la infraestructura ni el equipamiento, a pesar de los esfuerzos de las dos directoras que hubo en ese lapso, la señorita Claudina Leiva Carrasco y la señora Corina Castro Marchant. Locales arrendados, inhóspitos, hacinamiento de alumnos, ausentismo y abandono; como por ejemplo, en el libro de matrículas de 1915, páginas 42 y 43, cuatro padres retiraron cuatro alumnos. "Motivo del retiro: Por Pobre".

1946 – 1960. Renacen las esperanzas. En 1946 asume como directora la señorita María Carrasco Avendaño. El local escolar, ubicado frente a la capilla estaba compuesto por dos salas de clases para cuatro cursos, un patio, dos letrinas y una noria. En corto tiempo la señorita Carrasco organiza a la comunidad y en sus fríos corredores temperados con braseros se efectuaban rifas y beneficios y, en su larguirucho patio perfumado por azahares, engalanado con multicolores luces y guirnaldas se hacían los bailes y veladas para reunir fondos para comprar un terreno para la escuela que hoy es una realidad. Antes de un año se formaliza la compra. Sin embargo, a pesar de las infructuosas gestiones de la señorita directora, acompañada por el diputado Carlos Miranda, recién ocho años más tarde (1955) se coloca la primera piedra, señal que la construcción estaba próxima a empezar.

   1959 fue un año contradictorio. Alegría y satisfacción por haberse terminado la construcción y tristeza por haberse acogido a jubilación la directora, artífice de la obra.

1960 – 1980. Logros y distinciones. Al año siguiente asume el cargo la señora Rosa Olguín Soto, quien no le iba en zaga, en la toma de decisiones, a su antecesora. Como las autoridades demoraban más de lo razonable en entregar el edificio, organizó a padres y apoderados para tomarse el local que yacía abandonado por meses. Esto sucedió el 5 de junio de 1960. Por fin, alumnos y profesores pudieron disfrutar de siete salas de clases, servicios higiénicos modernos, agua potable, cocina, oficinas, cancha de básquetbol, etc.

   Acto seguido, la señora Olguín se consiguió equipamiento en tal cantidad que el excedente lo donó a otras escuelas de la comuna.

1967 fue un año de éxitos. La profesora Eugenia Theoduloz, con record de 40 años de servicios en la escuela, crea y dirige el Centro de Educación para Adultos.

   La alumna María Isabel Díaz Miranda, obtiene el primer lugar en la Prueba Nacional para alumnos de Octavo Básico.

    Por el notable desempeño y rendimiento de profesores y alumnos, es elegida la Mejor Escuela Rural de Chile. Interesado con tales honores y distinciones, "Don Francisco" se interesa en conocer el tan mentado Copequén y su escuela y un lluvioso día de invierno llega al lugar, grabando parte de su programa "Sábados Gigantes" con los artistas de la Escuela.

1981 – 2009. Consolidación de Objetivos. Don Roberto Cinto Cuadra, asume como director en 1981, cargo que aún desempeña con la misma capacidad y entusiasmo de sus comienzos. A él y a su equipo de profesores, en constante capacitación, le ha correspondido modernizar su infraestructura y equipamiento, y optimizar la enseñanza con los elementos modernos que la tecnología ha puesto a su disposición.

Libro Copequén 500 Años. El siglo XXI nos sorprende gratamente cuando en diciembre
del 2002 el ex alumno Joel Moraga Orellana publica el libro Copequén 500 años. En sus más de 300 páginas su autor transporta al lector por cinco siglos de su hictoria, desde la primera invasión incásica en el siglo XV, quienes instalaron una curacazgo en Copoquén. En la ceremonia de lanzamiento el autor dona 500 ejemplares a la escuela, para que con el producto de su venta se cree una completa biblioteca que atienda las necesidades de los alumnos y las inquietudes de los habitantes.

   Se efectuó una gran fiesta en la escuela, organizada por el cuerpo de profesores, apoderados y toda la comunidad, a la que asistieron autoridades comunales y regionales, culminando con un almuerzo en el gimnasio para el autor y 100 invitados por él.

   Enterados a través de sus páginas de tantos y valiosos antecedentes desconocidos en la región, la municipalidad de Rancagua ofrece al autor un segundo lanzamiento. Este tuvo lugar el 27 de junio del 2003, en la Biblioteca Pública Nº 257, presentando al autor y su obra el señor Hector González Valenzuela, Director del Diario El Rancagüino, en emotivas y elogiosas palabras.

Otros hechos destacados en este siglo XXI son la puesta en marcha de la modernizada sala de computación con 23 nuevos equipos; la instalación de una planta de tratamiento de aguas servidas; la construcción de baños y camarines para el gimnasio, la implementación del Centro de Recursos de Aprendizaje: la inauguración de la Biblioteca José Miguel Carrera, en septiembre de 2003 con cerca de 3.000 volúmenes; la obtención del premio de la SECREDUC, Sexta Región, por el alto rendimiento logrado en la prueba SIMCE del año 2006, etc.

ReligiÓn

   Las primeras señales religiosas se remontan a la instauración de las doctrinas y al primer sacerdote que hubo en Copequén, Francisco de Ochandiano en 1580 (Ver Siglo XVI).

   Posteriormente irrumpieron los curas misioneros que recorrían el territorio nacional predicando el evangelio. Los que con mayor frecuencia visitaban Copequén provenían del convento franciscano de Malloa.

 

Donación de terreno y construcción de capilla. Fue a principios del siglo XX, que gracias a la donación de un terreno que hizo el vecino José de la Cruz Cartagena, se construyó la capilla entre 1908 y 1923. Desde entonces ha cobijado a los fieles que mayoritariamente profesan el catolicismo. Factor aglutinador de esas voluntades lo constituyó la emblemática personalidad del sacerdote Rigoberto de Jesús Piña del Pino, quien durante 66 años desempeñó su ministerio en la comuna.

   Actualmente, el sacerdote Ernesto Castro Moraga, también colchagüino como el recordado cura Piña, es quien atiende las necesidades del espíritu de los feligreses de la comuna. Los tres cortos años que lleva ejerciendo su oficio han sido suficientes para que con su personalidad campechana, su capacidad organizativa y la fuerza de su palabra haya dado nuevos derroteros a la comunidad, a través de profundas transformaciones y nuevos desafíos.

   Existen también en el pueblo dos corrientes protestantes, la Alianza Cristiana y Misionera y la Iglesia de Dios, Voz en el Desierto, de similares principios doctrinarios. No se consideran una religión, sino una forma de vida. Su presencia está representada por sus fieles y pastores y sus respectivos templos.


EconomÍa

   La generación de ingresos y su distribución en un pueblo rural del centro del país, no difiere mayormente de otros de la misma zona. Factores climáticos como las lluvias, la temperatura, el flujo de aguas riego, el relieve, etc., no varían radicalmente.

   Las bondades de las tierras de Copequén eran ya destacadas hace dos siglos, cuando el Comisionado Domingo Javier de Urrutia en 1792, comenta: "… las muy abundantes azequias que bañan todo el pueblo, en igual modo sus arboledas de toda fruta. Siembras de todo genero de grano y mui favorable para la mantención de animales por la hermosa vega que tiene".

Fuentes de trabajo. Transcurridos doscientos años, estos juicios tienen plena vigencia. Efectivamente, gracias a la acertada distribución de las aguas que riegan el valle, que supervisa la Comunidad de Aguas Canal Copequén, el lugar es un vergel inagotable de productos agrícolas y frutícolas pilares de la economía local, explotados por parceleros y las empresas Sociedad Agrícola Copequén y Viveros Copequén, que proporcionan trabajo todo el año; oferta que aumenta en temporada de poda, raleo y cosecha.

   Otra fuente de ingresos que, con alrededor de un centenar de puestos de trabajo, participa en gran medida en los presupuestos familiares es la embotelladora del Agua Mineral Cachantún, extraída de las entrañas de nuestra tierra.

 

Una potencial generadora de empleo y de recursos para el pueblo lo constituye la empresa procesadora y envasadora de agua gasificada Hualtata en vías de comercializar su producto, extraído de las vertientes ubicadas en el corazón de los Campos de La Vega en Copequén. Nueve de los trece hermanos Aranguiz Basaez, unieron sus capacidades y dieron forma a la sociedad ARAN-BAS LTDA., que en breve deleitará a los consumidores con su vital elemento.

   Los antiguos y mal remunerados oficios, hoy desaparecidos, como lavanderas, costureras, herreros, tejadores, toneleros, canteros, cocheros, labradores, vaqueros, han dado paso a otras actividades y profesiones mejor remuneradas que han subido sustancialmente el nivel de vida de los habitantes, tanto así que muchos han debido emigrar a la ciudad para ejercer sus especialidades. Entre ellos encontramos bibliotecarias, profesores, torneros, periodistas, técnicos en óptica, en estructuras metálicas, eléctricos, y computación, programadores, matronas, ingenieros agrónomos, comerciales, civiles, metalúrgicos, médicos, etc.

La calidad vida, ya entrado el siglo XXI, es infinitamente superior a la de hace sólo unas décadas. Algunos ejemplos: en el transporte de carga, las carretas tiradas por bueyes han sido reemplazadas por tractores y carros de arrastre, camiones y camionetas; las bicicletas, motocicletas, automóviles, buses y taxis han dejado de lado el caballo ensillado y carretelas para transportar personas. Casi la totalidad de los hogares dispone de cocina a gas, refrigeradores, estufas, equipos de música, televisores, etc.; teléfonos de red fija o celulares; camino y veredas pavimentadas e iluminadas; una escuela pública de lujo, dotada de modernos instrumentos y equipos para ramos técnicos, biblioteca, gimnasio, sala de computación, con maestros altamente especializados, etc.

   Copequeninos, regocijémonos. Estamos viviendo en el futuro y es cosa nuestra seguir progresando.

 

Deportes

   Las prácticas de deportes campesinos, lamentablemente se están extinguiendo paulatinamente. Ya no es posible presenciar una amansadura de potros o carreras a la chilena. Hasta la rayuela está en franca retirada. De los clubes Unión Copequén, Galvarino, Los Buenos Muchachos y El Parrón, sólo quedan los recuerdos de algunas memorables jornadas. Sólo El Espino sigue vigente con ocasionales encuentros amistosos con clubes de la región.

   El fútbol, el deporte rey, es el que acapara las preferencias de cultores y aficionados; incluso con la incorporación de equipos femeninos en competencias oficiales de la Asociación de Fútbol de Coinco, donde están afiliadas las dos instituciones del pueblo.

 

Club Deportivo Copequén El 10 de diciembre de 1939, en la casa de Manuel Pinto (Pintoco) se reunió un grupo de entusiastas y visionarios aficionados al fútbol que pretendían darle forma y vida al primer club deportivo del pueblo. Junto a un costillar de chancho preparado por la señora Mercedes Bazaes, los comensales Rafael Guzmán, Julio Alvarez, Pedro Zapata, Luis, Ciro y Ernesto Mardones, lograron aunar voluntades y puntos de vista y ese día nació el Club Deportivo Copequén.

   La primera directiva la conformaron José Luis Ramírez, Presidente; Juan Bautista Alvarez, Secretario; Ciro Mardones, capitán primer equipo y Julio Alvarez, capitán segundo equipo.

   El primer compromiso con dos series fue con el C.D. Santa Ana de Olivar, el 24 de diciembre de ese mismo año. Las camisetas eran de color blanco y la cancha estaba en terrenos de la señora Dorila Soto, en el Callejón Los Pardo.

   En la actualidad el club está plenamente consolidado como institución. Posee un bien equipado recinto deportivo que lleva el nombre de Oscar Ureta Koster, quien dispuso que ese terreno lo usara el club como campo deportivo. A su fallecimiento la situación se regularizó con un contrato de compra-venta del club con su heredero Jaime Ureta Green por la suma de $ 4.700.000 aportados por los socios de la institución, el gobierno regional y comunal.

La última obra al interior del recinto ha sido la construcción de una multicancha techada e iluminada, prolongando de esta manera las jornadas deportivas en días de lluvia y en las noches.

Es miembro activo, con sus ramas masculinas y femeninas de la Asociación de Fútbol de la Comuna de Coinco, afiliada a la ANFA. En su prolongada existencia son innumerables los galardones conquistados. El último, haberse titulado Campeón del Campeonato de Verano 2009 organizado por el C.D. Cachantún.

Los logros deportivos y la estabilidad institucional en estas seis décadas, son el producto de la dedicación y esfuerzo de sus socios y dirigentes; del respaldo de las autoridades comunales y regionales y del apoyo silencioso de las mujeres que trabajan junto a sus maridos, novios y familiares por el engrandecimiento de la institución que tanto aman.

 

Club Deportivo Cachantún. Todo Chile conoce el agua mineral Cachantún, pero muy pocas personas saben que su fuente de origen y su planta envasadora está en Copequén. Fue el ciudadano escocés Alejandro Holmes Paysley casado con la ciudadana chilena Carlina Muñoz Andrade y sus hijos Alejandro y Elizabeth que se establecieron en Copequén en la década de 1920, comprando el fundo del mismo nombre al doctor Juan Montenegro. Así comienza la explotación de las aguas de vertientes como termas, por sus propiedades curativas.

   Pocos años más tarde amplía la explotación de las termas, envasando y comercializando el agua mineral para el consumo humano. La calidad del producto trajo como consecuencia la consolidación de la empresa, ahora de propiedad de una sociedad anónima y las inquietudes del personal por practicar el fútbol, bajo el alero protector de la empresa y en su representación pronto se hicieron presentes.

   El 12 de febrero de 1967 es la fecha oficial de la fundación del club. Sin embargo, según Jorge Briceño que trabajó en la empresa durante 45 años (1949-1995) hubo dos intentos anteriores en la formación del club, uno en 1952 y otro algunos años después. Entre los primeros dirigentes estuvieron Daniel Murillo, presidente honorario; Carlos y Humberto Salas, Jorge Briceño, Daniel Sánchez y Jorge Tapia. La primera cancha de fútbol estuvo en el potrero Las Pataguas un terreno pantanoso contiguo a la fábrica, que les cedió la empresa y que los mismos socios tuvieron que rellenar con piedras y tierra hasta lograr una cancha empastada.

   Ganador de varios certámenes desde antes que participara en la Asociación de Fútbol de Coinco, a la que actualmente está afiliado. El último galardón obtenido fue en el Campeonato de Verano de 2009 organizado por el C.D. Copequén.

   Mención especial merecen las series infantiles y penecas, dirigidos por Juan Pablo Contreras, semillero donde se nutren las series superiores, ganando campeonatos de Fiestas Patrias y Semana Coincana en los años 2005, 2006 y 2007. Igualmente destacable es la participación del equipo femenino en la misma Asociación de Coinco.

   Posee un campo deportivo dotado de galerías, camarines y cancha empastada, en un entorno boscoso de gran belleza. Bien por Piel Hermosa (Cachantún).

Cultura

   Las costumbres, los conocimientos y modos de vida, es lo que conocemos como cultura y en Copequén estos elementos se manifiestan en una comunidad participativa y entusiasta.

   El más fiel exponente de estas expresiones es la Escuela. Los maestros y alumnos crean, organizan y participan en eventos durante todo el año, ocasiones en que tienen lucidas presentaciones grupos folklóricos y exponentes de la poesía, el teatro, la música, el baile, etc; con motivo de celebraciones como el Aniversario de la Comuna, la Feria del Mundo Joven, Fiestas Patrias, Aniversario del Colegio, Clausura del Año Escolar, etc.

   Otros campos fértiles donde se hace cultura es el hogar, con la guía, enseñanzas y buenos ejemplos de los padres; la religión, con sus pastores predicando el evangelio y el amor al prójimo en el templo, en fiestas y campañas solidarias. También hacen cultura los deportistas en sus competencias e inquietudes sociales; los campesinos en su dura actividad, entregando el fruto de trabajo y su nobleza al entregar sus conocimientos.

   Otra vertiente cultural digna de admiración es el Club del Adulto Mayor Hermano Cristóbal, fundado el 16 de mayo de 1998 por su primer presidente Julio Álvarez, y los entusiastas primeros socios Margarita Córdova, Aurora Miranda, Jorge Peña y Jorge Briceño.

   A poco andar sus miembros formaron un grupo teatral que durante esta última década ha presentado su arte en varios pueblos de la región como Santa Cruz, Coya, Machalí, Doñihue, Rancagua, San Francisco de Mostazal, etc., llevando consigo orgullosos el nombre de Copequén.

   Muchos de sus miembros ya octogenarios no han trepidado en interpretar los personajes de obras de destacados dramaturgos nacionales, como La Pérgola de las Flores, La Remolienda, Chiloé Cielos Cubiertos, etc., con un puesta en escena de hasta 25 personas y que ha sido objeto de elogiosos comentarios.